“Le aseguramos que las entregas de la vacuna Sputnik V a Bolivia está dentro de nuestras principales prioridades actuales", se lee en la carta que dio a conocer la Agencia Boliviana de Información.
El texto ruso continúa. "Por medio de esta nota también nos gustaría confirmarle que tenemos previsto realizar el próximo envío del componente dos de la vacuna a Bolivia del próximo lote disponible para la exportación desde Rusia”, se lee en la nota dirigida al viceministro de Comercio Exterior de Bolivia, Benjamín Blanco.
En esa carta, el Fondo Ruso también sostiene que los datos oficiales del Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires de Argentina muestran que “la primera inyección de la Sputnik Light tiene una eficacia del 83,7% con pacientes de edad avanzada (60-79) y solo el 0,27% de los que toman la primera dosis de Sputnik Light se infectan con COVID-19, lo que es mucho más bajo que con la vacuna Astrazeneca (0.46%) y Sinopharm (0,49%)”.
Según informó la agencia EFE, en ciudades bolivianas como Sucre hubo protestas de personas que no han recibido la aplicación de la segunda dosis a pesar de que ya la tenían programada.
Con un largo mail en inglés enviado el 7 de julio, Cecilia Nicolini, en su recelada función de encargada de negociar la compra de vacunas con los laboratorios extranjeros- le reclamó la demora al Fondo Ruso. Según informó Clarín, ese mail nunca fue respondido porque no fue leído.
En esa misiva de Nicolini también se revelaba una apuesta geopolítica del gobierno de Alberto Fernández, subyacente detrás de las presiones para que se cumpliera con los envíos que llevaban 7 meses de incumplimiento.
Luego de publicada esa información en este diario, desde el Ejecutivo aseguraron que el destinatario sí leyó la carta, pero que no existe constancia de la respuesta porque esta se hizo "de manera telefónica".
"El lunes llegan 500 litros (el equivalente a 800 mil dosis) del componente dos y la semana que viene otros 500 litros para ser producidos en Richmond", argumentó el funcionario que se comunicó con este diario para afirmar que hubo un reclamo que fue atendido por Rusia.
Como fuere, la respuesta escrita sí llegó a Bolivia.
En esa nota -Nicolini, quien encabezó en Moscú junto a Carla Vizzotti las negociaciones para comprar las vacunas que desarrolla el Instituto Gamaleya -dio cuenta de una situación "crítica" ante la imposibilidad de completar los esquemas de vacunación.
"Como le mencioné hoy, estamos en una situación muy crítica. Nosotros teníamos la esperanza de que, después de la conversación que tuvimos tú, Carla, Kirill y yo un par de semanas atrás, las cosas iban a mejorar. Pero han empeorado", señala la carta.
Horas después de que se conociera que el Gobierno le envió una carta a Rusia reclamando dosis del segundo componente de la vacuna Sputnik V, la oposición le pidió al Ejecutivo que dé respuestas en el Congreso.
Diputados de Juntos por el Cambio, encabezados por la vicepresidenta de la comisión de Salud de esa Cámara, Carmen Polledo, presentaron un pedido formal para citar a Nicolini y Vizzotti.
Alberto Fernández junto a Cecilia Nicolini. La asesora transmitió a Rusia "la decepción" del Presidente por el incumplimiento en el envío de vacunas.
A diferencia de las otras vacunas que se aplican en el país para combatir el coronavirus, Sputnik V está integrada por dos dosis de compuestos distintos. El primero está basado en un vector de adenovirus humano 26 (Ad26); el segundo, de adenovirus 5 (Ad5).
Tal como informó Clarín, el problema con Sputnik está justamente en este segundo elemento, cuya producción resultó ser muchísimo más difícil que la primera, algo que hace algunas semanas explicaba a este medio Marcelo Figueiras, contador y dueño del laboratorio Richmond: “Es una cuestión de rendimiento productivo”.
No obstante ello, el tono de Nicolini en su misiva dejó en claro "la decepción" del Presidente ante el incumplimiento de varios meses por parte de los rusos, a pesar de la apuesta política a su desarrollo científico.
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