Rosario Central y Banfield son dos equipos no terminan de cuajar una idea futbolística. Y eso, ni más ni menos, fue lo que se vio en el Gigante de Arroyito. Pudo ser del dueño de casa, que tuvo más la pelota y dominó territorialmente. Sin embargo, el 1-1 terminó siendo un resultado justo para los dos.
El Taladro -que ya no debe preocuparse por el descenso, aunque sí por lo mal que juega- se adelantó tras una linda combinación entre De Ritis y Galván que finalizó Garate. Iban 25 minutos de la parte inicial.
Enseguida, el partido estuvo detenido unos minutos después de que la barra del Canalla arrojara una bomba de estruendo que aturdió a Sanguinetti y lo obligó a pasar por el vestuario. "No respetamos a nadie. Siempre mono, nunca sapo", decía el trapo, con mensaje mafioso incluido, que los violentos lograron visibilizar.
Lo empató enseguida el local con una aún más bonita pared entre Campaz y Malcorra que el colombiano transformó en golazo. Antes del descanso, Mallo, el mejor, estrelló un testazo contra un palo.
Sin claridad y con Ruben como bandera -convirtió sobre la hora pero estaba adelantado y el VAR cantó piedra libre, el local buscó la victoria, pero Banfield, como pudo -tuvo dos claritas de contra-, resistió hasta el final.
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