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Central y una historia repetida: el Gigante como plataforma de despegue

Una vez más, el Canalla está obligado a hallar oxígeno de inmediato de local para reposicionarse en la lucha por el único objetivo que le queda por delante

Deportes | 17/10/24

 
 

Central se aferró a una manera de ser en estos últimos dos años, que fue tanto con el cuerpo técnico anterior como con el que está trabajando ahora: la disparidad absoluta entre la productividad en el Gigante de Arroyito y fuera de él. Por eso, frente a la necesidad de lograr los puntos necesarios que le permitan apropiarse de un lugar en la próxima edición de la Copa Sudamericana deberá empezar a hacer mejor los deberes ya desde el próximo partido, ante Banfield, y, por supuesto, tendrá que extender ese comportamiento hasta el final de la Liga Profesional, rompiendo con el esquema de la baja performance que tiene hasta aquí en condición de visitante. Una vez más, el Gigante será ese cable a tierra para enderezar el rumbo. Ni más ni menos que lo que le viene sucediendo desde hace mucho tiempo.

La derrota en Florencio Varela frente a Defensa y Justicia le impidió a este Central de Matías Lequi dar ese salto de calidad que necesitaba para acomodarse en la lucha por un lugar en una copa internacional y no quedará otra que volver a hacer pesar la localía, para después sí iniciar un andar con algo más de regularidad, al menos desde los resultados.

Esto que le sucede al Canalla no extraña en lo más mínimo, por la sencilla razón de que fue siempre un equipo con altibajos pronunciados en lo que tiene que ver con la cosecha de puntos dentro y fuera del Gigante.

Es algo que sufrió incluso en ese 2023 que terminó con aquella coronación en Santiago del Estero. En esa Copa de la Liga también el Gigante fue una especie de salvavidas frente a la endeblez jugando como visitante.

Y es algo que también se hizo evidente en este nuevo proceso que comanda Lequi, en el que por la Liga Profesional siempre se las ingenió para mostrar su mejor cara actuando en el Gigante.

Los cuatro de Lequi en Arroyito

Hasta aquí el Central de Lequi jugó cuatro partidos (el clásico ante Newell’s, Atlético Tucumán, Talleres y Vélez) como local por la Liga Profesional (hubo un quinto, pero por Copa Sudamericana, el empate 1-1 frente a Fortaleza), de los cuales ganó tres y empató el restante (ante la T). Y eso es, a todas luces, lo que le permite mantener un mínimo de ilusión para lograr el único objetivo que le queda por delante de cara al final de un 2024 en el que las cosas no le salieron del todo bien.

Pero la rueda sigue girando en Arroyito y el escenario no se alterna en lo más mínimo, y en esa seguidilla de pasitos hacia adelante y hacia atrás que da el equipo, siempre está la imperiosa necesidad de abrazarse a la localía.

Claro, llegará un momento en el que aun mantenido ese andar firme en el Gigante deberá agregarle algo más de contundencia en condición de visitante, pero eso es harina de otro costal, algo para analizar dentro de algunos pocos días, cuando llegue el momento de viajar a Córdoba para enfrentar a Instituto.

 

 

El amparo del Gigante

Igual, ampararse en la buena productividad de local tampoco es un ejercicio confiable porque hay un vaivén pronunciado también desde lo futbolístico, sólo que hasta aquí el equipo ha sabido enmendar ese tipo de insuficiencias jugando como local.

El clásico es un partido especial, donde la tensión emocional juega un rol preponderante y Central lo sacó adelante. Después, cuando Atlético Tucumán llegó al Gigante lo hizo como el equipo sensación, con un gran presente, y el Canalla también lo resolvió de buena forma. Frente a Talleres (uno de los grandes animadores del torneo) lo tenía prácticamente ganado y la victoria se le escapó a minutos del final. Y qué decir de lo que fue el choque frente al líder Vélez, al que Central le asestó un golpe de aquellos. Esto es, en su cancha, el Canalla sabe que tiene un plus en el bolsillo, pero cada vez que sale a jugar en su terruño lo hace con la obligación de emparchar una mala producción afuera de Arroyito.

Y esta vez contra Banfield no será la excepción. El próximo domingo Central tendrá una sola ficha en la mano y no podrá ensayar otra maniobra que no sea un pleno. Debiera ser triunfo para recuperarse del último traspié y para seguir creyendo, como tantas otras veces.

La Capital

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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de FM Diez

 

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