Desde el 1 de diciembre, entró en vigencia la ordenanza número 20.104, que busca modificar este hábito así como también tratar de reducir la contaminación. Los detalles
Desde diciembre de este año, está prohibido fumar tabaco en las playas concesionadas de la ciudad de Mar del Plata. A partir del primero de este mes, entró en vigencia en el municipio de General Pueyrredón, que puso en la ordenanza número 20.104 una medida que busca modificar este hábito insalubre, compartido por muchos veraneantes, así como también tratar de reducir la contaminación.
La ley que aplica a toda la ciudad gobernada por Guillermo Montenegro fue establecida en 2011 y allí ya se prohibía el consumo de cigarrillo en diversos espacios como lugares cerrados, plazas para chicos, circuitos deportivos y aeróbicos.
Fue en diciembre de 2022 cuando la medida se modificó y a través de una aplicación gradual se establece que el gobierno municipal deberá elaborar "un plan de acción para la aplicación gradual de la normativa en las playas públicas, desarrollando acciones tendientes a alcanzar con la misma a la totalidad de las playas públicas del distrito".
Para que se respeten los sectores con aire libre de humo, se deberá señalizar adecuadamente los espacios con carteles con la inscripción "Prohibido Fumar" y qué espacios son los adecuados para fumadores, que dispondrán de recipientes para arrojar las colillas de cigarrillos.
Aunque la ordenanza fue establecida para cumplimiento efectivo desde este verano, las multas recién serán aplicables a fines del año 2025, tres años después de la puesta en vigencia. En este sentido, se explicó que una multa será del 0,15 al 1,5 % en relación a 100 salarios mínimos del personal municipal.
Esta medida se alinea a los informes que revelan que las colillas de cigarrillos son la principal fuente de desecho que encontraron en los océanos, incluso por encima de envoltorios, botellas, tapones y bolsas de plástico, asegura un estudio de Ocean Conservancy.
Asimismo, un texto de la organización de voluntarios Eco House Global destaca: "El acetato de celulosa, plástico con que está fabricada la mayoría de las colillas, tarda entre siete y 12 años en descomponerse, tiempo en que continúa la emisión de sustancias tóxicas al aire, al agua y al suelo".
"Una sola colilla puede contaminar 1.000 litros de agua estancada y 500 litros de agua en los cursos en que acaba, perjudicando la flora y la fauna y la potabilización; otros estudios revelan una contaminación mínima de 60 litros. En la tierra, la colilla reduce la permeabilidad, la fertilidad y la actividad biológica del suelo. Además, expone a animales y seres humanos, particularmente a niños pequeños, al riesgo de ingesta", explicaron.
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