El 31 de octubre terminará el pacto de 90 días con incrementos de 5% para productos de consumo masivo y el Gobierno impulsa reuniones para alcanzar consensos con las firmas proveedoras de medicamentos, combustibles, alimentos y bebidas, entre otros artículos de la canasta familiar
El Gobierno iniciará en los próximos días una nueva ronda de negociaciones con un grupo de empresas para discutir los múltiples acuerdos de precios vigentes en distintos sectores como medicamentos, combustibles, alimentos y bebidas en supermercados, entre otros y que tienen en el último día de octubre su fecha de finalización. La inflación de dos dígitos mensuales de los últimos dos meses será uno de los principales obstáculos en ese ida y vuelta, aunque aún no está determinado qué ritmo de subas buscará habilitar el equipo económico.
Una serie de pactos de incrementos de precios con tope (de 5% mensual para el caso de los productos de consumo masivo en los supermercados, por ejemplo) comenzarán a ser rediscutidos en los próximos días. La agenda por ahora no está determinada, pero desfilarán por la Secretaría de Comercio que encabeza Matías Tombolini compañías de distintos rubros.
El ministro de Economía Sergio Massa había creado una unidad especial para la renegociación que realizó el Gobierno de los acuerdos de precios tras la devaluación del tipo de cambio oficial luego de las elecciones primarias. El titular de la Aduana Guillermo Michel estuvo al frente de ese ariete. En las firmas involucradas en los pactos de aumentos de precios mensuales con techo establecido esperan llamados de manera inminente.
La última tanda de acuerdos de precios tuvo condiciones casi ad hoc para cada caso. Consumo masivo es el que tiene mayor impacto en las góndolas por tratarse de pactos que involucran a las grandes superficies comerciales. En ese caso, el Gobierno planteó –antes incluso de haberse reunido con las empresas– que el sendero de precios que habilitaría sería de 5% mensual. La inflación en ese momento ya avanzaba a ritmo de 6,3%, pero el salto devaluatorio post Paso ya indicaba que habría indicadores muy superiores.
La inflación de dos dígitos mensuales de los últimos dos meses será uno de los principales obstáculos en ese ida y vuelta, aunque aún no está determinado qué ritmo de subas buscará habilitar el equipo económico.
El principal impacto que tuvo la devaluación del tipo de cambio oficial se notó en rubros como alimentos y bebidas, que según el Indec avanzaron 15,6% en agosto y 14,3% en septiembre, en ambos casos por encima de la inflación promedio. Como correlato, la canasta básica también tuvo incrementos en esos dos meses por arriba del IPC, en agosto la canasta alimentaria aumentó 17 por ciento.
Esos datos de los últimos dos meses, más lo que pueda suceder hasta que termine octubre, delinearán el marco de negociación que comenzará en breve con las empresas. Para el Gobierno, por ejemplo, el IPC de este mes debería retornar de nuevo al orden de un dígito mensual ya que, aseguran, el impacto de la devaluación de agosto ya agotó su traslado a precios. Para el viceministro Gabriel Rubinstein la inflación acumulada en las últimas cuatro semanas fue de 8 por ciento. Entre las consultoras tienen otro diagnóstico.
“El rubro de Alimentos y bebidas no alcohólicas registró una suba acumulada de 6,9% en lo que va del mes, mostrando aumentos de menor magnitud en relación con la medición de septiembre. Sin embargo, se aceleraron fuertemente los rubros de Vivienda, Mantenimiento del Hogar, Alcohol y tabaco e Indumentaria”, concluyeron.
“Puede resultar paradójico que el impacto de la devaluación haya sido inmediato y proporcional, aún en los casos de productos para consumo interno que no se exportan. Pero este parece ser un nuevo rasgo del régimen de superinflación: se vuelven más difusas las diferencias entre bienes transables y los no transables, determinando ajustes casi automáticos para quienes intentan protegerse”, analizó, por su parte, un informe de Sarandí.
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