Un integrante del Consejo de la Magistratura denuncio por mal desempeño a la jueza penal Karina Zucconi, por “la realización de actos de manifiesta arbitrariedad” al dejar en libertad a Irineo Garzón Martínez, acusado de abuso sexual de una joven venezolana en su primer día de trabajo.
El consejero Diego Marías solicitó a la Comisión de Disciplina y Acusación del Consejo de la Magistratura que, “de corroborarse la información disponga la apertura del procedimiento de remoción de la juez denunciada, ordene su suspensión y en su caso, formule la acusación correspondiente ante el Jurado de Enjuiciamiento”.
En principio, Zucconi había imputado al comerciante el delito de "abuso sexual simple", pero luego lo recaratuló como "abuso sexual agravado con acceso carnal", que contempla una pena de entre 6 y 15 años de cárcel.
Por el momento, el acusado continuará el proceso en libertad. Sin embargo, se le impuso la prohibición de "tomar contacto por todos los medios de la víctima", como así también salir del país. Por otro lado, la magistrada fijó un embargo sobre los bienes del imputado hasta cubrir la suma de 90.000 pesos.
El hecho se registró el pasado 23 de enero, cerca de las 14 horas, cuando la denunciante fue citada para realizar una entrevista laboral que había coordinado días antes por la red social Facebook.
Aparentemente, el acusado le pidió cenar el viernes para así "poder hablar sobre el trabajo", propuesta que fue rechazada por la joven, quien finalmente arregló presentarse el sábado por la mañana en el mencionado local de la calle Paso.
Según el relato de la denunciante, durante la jornada de trabajo, el acusado le ofreció varias veces una bebida hasta que finalmente la chica aceptó tomar un vaso de agua.
De acuerdo con su relato ante los investigadores, tras beber el agua comenzó a sentirse mareada, por lo que le envió un mensaje a su hermana explicándole la situación.
"Creo que el dueño de donde trabajo me drogó porque me siento mareada", expresó la joven en el mensaje que le envió a través de WhatsApp y agregó la dirección en donde se encontraba.
Cuando la policía ingresó al local, encontró a la joven en el fondo del comercio y el acusado estaba vistiéndola y poniéndole los pantalones.
La joven venezolana víctima de abuso sexual, cuya identidad se preserva, dijo en una nota con la TV venezolana estar agradecida con Dios por no acordarse de "nada" de lo sucedido, ya que "no hubiera soportado" recordar el hecho, y cuestionó que el agresor permanezca en libertad mientras ella está "sufriendo".
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