Ni el mercado chino, ni las vacunas, ni el viejo sistema de "grandes tanques" parecen estar alineados para que la experiencia del cine grande en salas se recupere en el pronto plazo. Factores de riesgo para un negocio que parece en vías de extinción.
Es difícil saber qué va a pasar con el cine en 2021. Todo depende de un y solo un factor: que las audiencias vuelvan a las salas. Eso implica, primero, que las salas se abran; y, en segundo lugar, que el público venza el miedo al Covid-19 y compre entradas. La mayor esperanza reside en la vacunación, pero depende de que esta sea efectiva, rápida y global. No todos los países responden igual, y vacunar a cerca de 8.000 millones de personas lleva mucho tiempo. Así las cosas, Variety planteó algunas preguntas respecto del futuro del cine (de su negocio, pero también de su estética) que sería bueno tener en cuenta.
En primer lugar, si las salas seguirán siendo solventes. En los EE.UU., Europa y Asia, las grandes cadenas invirtieron en los últimos años mucho en comprar a pequeños competidores y en acondicionar las salas para una experiencia de lujo. Es decir, se endeudaron a futuro por márgenes gigantes. Hoy las tres principales de los EE.UU. (que son conglomerados globales), AMC, Cinemark y Cineworld han declarado que en breve se volverán insolventes (la que menos urgencia tiene es Cinemark). Y tienen otro problema: su tamaño las vuelve no elegibles para ayuda oficial, dinero que sí pueden obtener las cadenas y cines independientes en los EE.UU. Se supone que una, al menos, va a desaparecer.
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Segundo: en gran medida el negocio depende de China, que ha superado -parece- la pandemia y por primera vez supera a los EE.UU. como mayor mercado del cine (cosa nada extraña dada la singularidad del contexto).
Pero lo "tanques" americanos difícilmente puedan contar con China: la tensión entre los dos países ha crecido y el público asiático le ha dado la espalda a todos los estrenos "grandes" de Hollywood en sus salas.
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Lo que nos lleva a lo tercero: difícilmente, salvo las películas que ya están terminadas, Hollywood pueda volver a centrarse en el modelo de un gran tanque de más de u$ 200 millones que sostenga todo el resto de la producción. Porque las audiencias no están para sostenerlas y porque los propios estudios han decidido enviar el grueso de la producción a productos y series para las plataformas. La conclusión directa es que el cine, después de la elefantiasis de la última década, va a reducirse. Tanto en cuanto a circuitos de exhibición como al tamaño de las películas. 2021 no parece ser el año que salve a la gran pantalla.
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Hay algunos tanques de altísimo perfil (y, sobre todo, costo) que se "guardaron" para un eventual relanzamiento en 2021, pero que rebrotes, problemas económicos y dificultades con la vacunación masiva siguen manteniendo en suspenso. Son películas que podrían "salvar" a cualqueir estudio, pero que hoy representan un collar de piedra que nadie sabe cómo amortizar en el caso de que no vuelvan los cines.
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