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A la hipertensa política santafesina sólo le faltaba que Ponce Asahad abriera la boca.

A la hipertensa política santafesina sólo le faltaba que Ponce Asahad abriera la boca

 

Hipertensión política, el corrupto que se siente abandonado, una jefatura maldita y Javkin junta el agua y el aceite

 

El ex fiscal Gustavo Ponce Asahad mandó un mensaje al interior de la puja política de Santa Fe.

El ex fiscal Gustavo Ponce Asahad mandó un mensaje al interior de la puja política de Santa Fe. (Alan Monzón/Rosario3)

Provinciales | 06/12/20

 
 

El viernes a la tarde el Centro de Justicia Penal de Rosario concentró la atención de la política santafesina. Nombres de peso salieron de boca del ex fiscal Gustavo Ponce Asahad durante una audiencia en la que el funcionario judicial destituido confesó sus actos de corrupción y buscó mejorar su situación procesal en la investigación por juego clandestino.

Ponce Asahad mencionó a un senador peronista, aunque el hecho de que la jueza accediera a enviar copias escritas y en video a la Legislatura y a la Corte Suprema de Justicia por la “gravedad institucional”, permite deducir que el alcance es mayor y que los nombres de relevancia son más y no sólo del Poder Legislativo.

El ex fiscal siente que le soltaron la mano y no quiere pasar las Fiestas tras las rejas. Esta semana, cuando enfrente la apelación de su prisión preventiva, pedirá que se tenga en cuenta que confesó buena parte de los delitos que la fiscalía le achaca y brindó información “hacia arriba”, y que por lo tanto se diluye la posibilidad de entorpecimiento de la investigación y ocultamiento de pruebas. La fiscalía, que hasta aquí viene haciendo un trabajo impecable, logró cerrar un primer círculo: tiene al que pagó las coimas como arrepentido y a uno de los que cobró confeso. Incluso si lo que Ponce Asahad buscase es un juicio abreviado, los fiscales podrían contar con una primera condena que consolide todo el resto de la investigación.

No hay que olvidar que además de Ponce, también está preso su jefe, el ex fiscal regional. Patricio Serjal todavía no habló, pero seguramente tiene las mismas ganas de pasar las fiestas con su familia y no en la cárcel. No habría que descartar que intente seguir o profundizar los pasos de Ponce Asahad.

¿Y ahora qué?



Tal como ordenó la jueza Verón, las copias en pendrive de la declaración de Ponce Asahad estaban en la Legislatura y la Corte el mismo viernes a las 19. Iban acompañadas de una nota firmada por los fiscales junto con la resolución de la jueza y se solicitaba la reserva del caso. Este último punto generó dudas, al menos en la Cámara de Diputados. Miguel Lifschitz pidió una aclaración sobre los alcances de esa reserva, al tiempo que convocó para el miércoles a la reunión de Labor Parlamentaria, de la que participan los presidentes de todos los bloques. Recién ahí se distribuiría y se acordaría una posición institucional.

El mismo miércoles, en Rosario los fiscales le tomarán testimonio a Darío Scataglini, un ex diputado peronista que apareció en una de las escuchas telefónicas que sirvieron para imputar a Ponce Asahad y Serjal cuando intentaba contactar a Leonardo Peiti en nombre del senador Armando Traferri. Peiti admitió en El Tres que venía hablando con senadores peronistas para instalar máquinas de juego legales en las agencias de quiniela y compartir las utilidades con la provincia. Cuando los fiscales difundieron esa escucha, Scataglini perdió su puesto como asesor de la Cámara baja. Quien lo había propuesto, el diputado Ricardo Olivera, no quiso que quedara ninguna duda de que no tenía nada que ver con el asunto.

Con la declaración de Ponce Asahad, la investigación sobre juego clandestino atravesó los muros del Poder Judicial y lanzó esquirlas en dirección a la política. Si los fiscales encontrasen indicios probatorios en las incriminaciones que hizo el ex fiscal para beneficiarse a sí mismo, deberán pedir el desafuero de el o los legisladores en cuestión y avanzar sobre los otros nombres. A esta altura de las cosas es imposible medir las implicancias del affaire del juego clandestino. 

Ponce Asahad es un hombre de pertenencia al PJ, de buen vivir según quienes lo trataban, con íntimas vinculaciones con el menemismo y una carrera judicial cuestionada en el antiguo sistema penal que se compensó con el firme apoyo de un sector del peronismo.

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