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La cúpula militar de EE.UU. se distancia de Trump tras las cargas en Washington

El jefe del Pentágono asegura que no es tiempo de un despliegue mayor de las Fuerzas Armadas

Internacionales | 04/06/20

De izquierda a derecha, el fiscal general William Barr; el presidente Trump; el jefe del Pentágono, Mark Esper, y el general Mark Milley, tras el desalojo de la plaza frente a la Casa Blanca. - Afp
 
 

La decisión del presidente Donald Trump de desplegar al Ejército en Washington le ha abierto una insólita crisis con la cúpula del Pentágono. El responsable de la cartera de Defensa, Mark Esper, dijo abiertamente este miércoles que no está a favor de una mayor movilización de las Fuerzas Armadas para ahogar las protestas.

«Este no es el momento», dijo el jefe del Pentágono en una rueda de prensa. Era su primera comparecencia después de que el lunes Trump lo llevara a él y al jefe del Estado Mayor Conjunto, general Mark Milley, a hacerse una foto ante una iglesia cercana a la Casa Blanca, después de que la plaza frente a esta fuera desalojada a la fuerza por antidisturbios y reservistas de la Guardia Nacional.

 
 

 

Los responsables civiles y militares de las Fuerzas Armadas han querido dejar claro martes y miércoles que la decisión de desplegarse y desalojar manifestantes no es suya, sino que son órdenes que proceden de la Casa Blanca y del fiscal general (ministro de Justicia) William Barr. «Yo no sabía exactamente dónde íbamos y qué íbamos a hacer en la iglesia», dijo ayer Esper. Ese templo, episcopal y consagrado a San Juan, fue saqueado y su sacristía incendiada en las protestas del domingo.

 

El presidente tiene una capacidad de maniobra muy limitada si quiere movilizar al Ejército dentro de las fronteras de EE.UU. Por lo general, la ley se lo permite sólo si se declara una insurrección que ponga en peligro la gobernanza del país.

En todo el país han sido movilizados 17.000 reservistas en respuesta a disturbios violentos en unas 200 ciudades, que han decretado el toque de queda. Son los gobernadores los que deben pedir el despliegue de la Guardia Nacional, pero no en la capital, que es distrito federal y en la que la Casa Blanca puede intervenir de forma unilateral sin pasar por la alcaldesa.

Como Washington se ha convertido en el único lugar en que puede maniobrar sin limitaciones, Trump ha ordenado el traslado de un millar de soldados y policías militares a bases cerca de la capital. La Guardia Nacional de Washington dispone de un total de 1.200 reservistas. A día de hoy, los soldados siguen desplegados en las calles aledañas a la Casa Blanca, protegida esta por barricadas y vehículos militares.

Durante dos días, los uniformados han establecido cordones de seguridad en torno a la Casa Blanca, el Capitolio y el monumento a Lincoln, para impedir que accedan a ellos los manifestantes. Durante un dispositivo policial en la madrugada del lunes al martes, el propio general Milley y otros altos mandos militares patrullaron Washington, supervisando a las tropas desplegadas. Helicópteros militares supervisaron las protestas desde el aire.

 

ABC

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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