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Con una menor adhesión a la huelga, los colombianos volvieron a salir a la calle

Un amplio abanico de reclamos al gobierno de Iván Duque motiva las protestas convocadas por el Comité del Paro desde el jueves pasado.

Internacionales | 28/11/19

 
 

Los colombianos descontentos con la respuesta del presidente Iván Duque tras casi una semana de ruidosas protestas que han tocado diversos temas, desde la pérdida de empleos hasta la caza de tiburones, volvieron a salir a las calles ayer para continuar con la oleada de agitación.

Las movilizaciones que sacuden a diario la nación sudamericana muestran una variedad inusualmente amplia de quejas, aunque con un lema similar: La oposición a un gobierno que muchos creen que sólo vela por los más privilegiados.

"Nos sentimos totalmente desprotegidos de todo", dijo Lucy Rosales, una pensionista de 60 años de Bogotá. "No sentimos que tenemos un vocero que nos represente. Son muchas las cosas que dejaron acumular".

Varios miles de personas hicieron sonar silbatos y ondearon la bandera de la nación mientras marchaban por las calles de la capital alrededor de la media tarde, mientras que activistas indígenas bloquearon una parte de una carretera principal en el suroeste del país.

Aunque sin la presencia masiva del jueves de la semana pasada, la nueva marcha surgió un día después de que el intento de Duque para frenar el malestar reuniéndose con un grupo que coordina las protestas resultó infructuoso. Miembros del Comité Nacional del Paro se negaron a formar parte del diálogo convocado por el presidente con todos los sectores sociales, por temores de que sus exigencias puedan ser diluidas.

 

"El gobierno no ha sabido aprender de las experiencias chilena y ecuatoriana", señaló Jorge Restrepo, un profesor de economía, refiriéndose a las recientes manifestaciones masivas en ambos países. "Ha cometido muchos errores".

El comité coordinador presentó el martes a Duque un pliego de 13 peticiones para que desechen o reformulen las reformas fiscal, laboral y de pensiones, que están ante la legislatura o se especula puedan estar en desarrollo.

Además, los líderes de los sindicatos de trabajadores y estudiantes quieren que se revisen los acuerdos de libre comercio, que se elimine una unidad de la policía antimotines acusada de la muerte del estudiante de 18 años Dilan Cruz, y la implementación total del acuerdo de paz con los rebeldes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Los organizadores también rechazaron el llamado de Duque a sumarse a la "conversación nacional" que continuaría hasta marzo, una iniciativa similar al "gran debate nacional'' que inició el presidente francés Emmanuel Macron para invitar a los ciudadanos a participar en la planificación de reformas tras meses de protestas en el país.

"Es una mesa de monólogo del gobierno y sus aliados", comentó Diógenes Orjuela, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores, una de las principales fuerzas organizadoras del Comité Nacional del Paro.

Sigue sin estar claro hasta qué punto el Comité Nacional del Paro representa a los manifestantes en unas protestas que se han convertido en una muestra del malestar ciudadano. Una invitación a concentrarse en un parque o una cacerolada se vuelve rápidamente viral en WhatsApp y pronto cientos de personas llenan vecindarios con el ruido estridente del metal y cánticos como "Fuera, Duque!''.

"Ya estamos cansados'', agregó Moya. "Y estamos diciendo ‘Ya no más'''.

Aunque el Comité Nacional del Paro hizo que un estimado de 250.000 personas saliera a las calles el jueves pasado, muchos menos manifestantes hicieron caso a su llamado a una nueva protesta ayer. Los manifestantes llenaron la histórica Plaza Bolívar, pero la vida continuó de la manera habitual en gran parte del resto de Bogotá.

Varios líderes han intentado capitalizar el momento, pero ninguno ha emergido como la voz inequívoca de los inconformes.

"Hay una contienda por la propiedad de los manifestantes'', apuntó Restrepo. "Veo que los estudiantes salen a las calles porque necesitan más movilidad social, mayores niveles de ingresos, más oportunidades, al menos de trabajo. Pero los que dicen que representan a esos estudiantes en las calles son los sindicatos''.

Se considera que Colombia necesita una reforma laboral y del sistema de pensiones. En la actualidad, pocos retirados tienen acceso a las pensiones, y los que perciben ingresos bajos tienen menos probabilidades de recibirla. Las leyes laborales dificultan la contratación de nuevos empleados. Aunque la economía crece a un saludable 3,3 por ciento, la tasa de desempleo ha subido a casi un 11 por ciento

La Capital

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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