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Crecen las denuncias por violencia de género en territorio provincial

Los pedidos de ayuda ante organismos estatales aumentaron un 31 por ciento si se compara el primer cuatrimestre de 2019 e igual periodo de 2018.

Provinciales | 06/11/19

 
 

La mejora en la construcción de estadísticas y el aumento de la violencia machista son los elementos que, en una primera lectura, pueden explicar que el número de denuncias por violencia de género —en todas sus tipologías— haya crecido un 31 por ciento en la provincia entre los primeros cuatro meses de 2018 y el mismo periodo de este año.

"Se fortalecieron los registros, pero no se puede perder de vista lo que sucede a nivel social, y todo favorece a que cada vez más mujeres lleguen al Estado a denunciar", aseguró ayer la subsecretaria de Políticas de Género de la provincia, Gabriela Sosa, tras presentar la quinta entrega del (Registro Unico de Violencia hacia la Mujer (Ruvim) junto con el Instituto Provincial de Estadísticas y Censos (Ipec).

Si bien rescató "avances", insistió "en lo mucho que falta para igualar cantidad de situaciones violentas con las registradas".

El Ruvim contempla las situaciones de violencia hacia mujeres —o personas autopercibidas como mujeres— de todas las edades y de las 365 localidades de Santa Fe, sólo quedan exceptuados los femicidios, que son parte de otro registro; y se construye a partir de la solicitud de asistencia judicial, legal o sanitaria que ellas hagan al Estado, o bien a través de terceras personas, organismos y organizaciones.

Este primer cuatrimestre es el tercer periodo de construcción del registro, una herramienta que, indico Sosa, "supone interrogar de qué manera diferenciada impactan determinados fenómenos sobre mujeres y varones, revelando la desigualdad en los distintos ámbitos".

Más mujeres, más denuncias

Las mujeres que entre enero y abril dejaron asentada la situación de violencia que atravesaban —sea física, psicológica, simbólica, sexual, económica o patrimonial— fueron 5.294, un 18 por ciento más que en el mismo periodo de 2018, habían sido 4.486 las registradas como víctimas.

Los 9.930 registros de situaciones violentas, una cifra casi un 90 por ciento mayor al número de mujeres que efectivamente pidieron asistencia, vuelve a mostrar en estos cuatro meses del año que las víctimas deben pedir ayuda en varios organismos o deben reiterar esos pedidos para ser escuchadas.

Además, los casi 10 mil registros de este año muestran un crecimiento del 31 por ciento en relación a los cuatro primeros meses de 2018, cuando las solicitudes de asistencia fueron 6.770. Las denuncias y las exposiciones policiales siguen siendo la forma que mayoritariamente encuentran para exponer las situaciones que atraviesan (37,5 por ciento), así como la atención médica (30 por ciento) es otro de los canales más frecuentes, a diferencia de las denuncias judiciales, que apenas alcanzan al 1,5 por ciento.

Si bien recalcó que las seccionales policiales "siguen siendo el espacio más a la mano de muchas mujeres, sobre todo teniendo en cuenta la diversidad del territorio de la provincia y sus 365 localidades, lo que seguro hay en todas es una comisaría", la subsecretaria no dejó de señalar la "necesidad de seguir trabajando con el Poder Judicial en la importancia del registro para poder trasladarlo al Ruvim, ya que en los centros urbanos es donde hay mayor demanda".

También las niñas

El relevamiento provincial sigue mostrando que entre las mujeres o identidades femenizadas de entre 20 y 39 años se concentran el 45 por ciento de las situaciones de violencia, así como en el 42 por ciento de los agresores tienen, o tuvieron, un vínculo con la víctima.

Lo llamativo es que el 21 por ciento de los registros corresponden a niñas, es decir a la franja etaria que va de los 0 a los 9 años, como se detalla en el informe.

"Es algo que se viene observando y que amerita que se lleven adelante estudios más profundos", indicó la funcionaria, aunque señaló que es sabido que "los mecanismos del patriarcado y de las crueles violencias que ejercen lo hacen sin distinción edad, y vienen teniendo cada vez en mayor proporción a las niñas y adolescentes como víctimas".

Sosa señaló que las niñas y adolescentes no sólo sufren "violencias sexuales al interior de sus familias, sino que además son víctimas de femicidios y son arrojadas a la vía pública en bolsas de basura o zanjones"; situaciones extremas a las que además se suma "la reacción del modelo patriarcal, que en el marco de la violencia que ejerce sobre mujeres adultas también lo hace sobre estas niñas, que pueden ser sus hijas o hermanas".

"El Ruvim supone interrogarse el modo diferenciado en que ciertos fenómenos impactan en las mujeres"

La Capital

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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