Los principales diarios y portales internacionales tienen su mirada puesta en la Argentina y en el escándalo al que se considera una potencial "bisagra" en la historia y en la Justicia del país.
"Cómo las notas de un chofer pueden hacer caer a la élite política en la Argentina". Así, el tradicional Washington Post titulaba su crónica de lo que se conoce como "Los cuadernos de las coimas", el escándalo de corrupción que destaparon las notas de Oscar Centeno, el chofer de Roberto Baratta, uno de los colaboradores más cercanos de Julio De Vido, extitular del ya extinto Ministerio de Planificación kirchnerista.
El mundo entero contempla esta megacausa que involucra a empresarios y a los más altos funcionarios de la anterior administración y a la que describen ya como el Lava Jato argentino. Incluso, el mismísimo diario O Globo invitaba a ver "¿Quién es quién?" en el escándalo local, luego de que se conociera el hallazgo del equipo periodístico de La Nación, liderado por Diego Cabot.
El New York Times, en un artículo titulado "Bolsas de dinero en la Argentina: las notas de un chofer impulsan una investigación de corrupción" y firmado por el periodista Daniel Polliti cuenta cómo "en unos cuadernos espiralados baratos" Oscar Centeno plasmó diez años de viajes en los que transportó funcionarios y dinero de una presunta red de corrupción. Si bien consigna que los principales involucrados pertenecen a la administración kirchnerista, destaca que también están involucrados empresarios de primera línea y, al respecto, dice que se trata de "una rareza en un país donde el sector privado ha sido visto como 'inmune' a las investigaciones de corrupción".
Con respecto a la expectativa que esto genera en la Justicia, el artículo del Times cita a analistas locales y concluye: "El escándalo [...] presenta un nuevo desafío para el sistema judicial que no pudo nunca ser exitoso en responsabilizar al poder por actos de corrupción".
En el diario El Nacional de Venezuela, uno de los pocos medios críticos del chavismo que ha logrado subsistir a los embates del oficialismo, publicó el viernes una columna de opinión firmada por Héctor Faúndez titulada "¡Vigilen al chofer!".
Estableciendo un paralelismo con el ejercicio del poder por parte de la administración chavista, dice: "Es como si Antonini Wilson hubiera llevado un registro de las veces que viajó a Buenos Aires, por encargo de Hugo Chávez, indicando cuánto dinero llevaba en sus famosos maletines, y a quién se los entregaba. Es como si a Alejandro Andrade (ex guardaespaldas de Chávez y luego tesorero de la nación), o a Claudia Díaz (primero enfermera de Chávez y luego, también, tesorera de la nación), les hubieran encontrado una libreta con los depósitos y los números de cuentas bancarias en Suiza y en Andorra. Pero, tal vez a diferencia de sus homónimos tropicales, los pillastres de Río de La Plata no querían depósitos en el extranjero, que siempre dejan huella. Ellos querían dólares en efectivo, y eso es lo que obtenían a manos llenas".
Con respecto a lo que sucedió este lunes en horas de la mañana en Tribunales, el diario español El País, que ha dado seguimiento al escándalo desde el primer día, tituló: "Cristina Fernández de Kirchner se declara una perseguida política en la causa de los cuadernos".
En el cuerpo de la nota se consigna que la expresidenta Cristina Kirchner volvió a los tribunales (ya se había presentado por otras causas) y que "lo hizo sola, sin el baño de masas que la arropó en ocasiones anteriores". Destaca, tal como lo sugiere su propio título, la estrategia de la actual senadora de la Nación de posicionarse como víctima de una persecución, tal como acusa serlo su par brasileño Luiz Inácio Lula da Silva.
Con respecto a las consecuencias más globales del impacto de corrupción, como en la escena local, en los medios internacionales se exponen también visiones mixtas. Una es la que exhibe el artículo deBloomberg, firmado por Patrick Gillespie, titulado: "El presidente de la Argentina enfrentó una crisis. Ahora, un escándalo lo blinda".
La nota, que cita a varios analistas locales, destaca que "Los cuadernos de las coimas" impactan de manera muy negativa en la imagen de Cristina Kirchner, dificultando el panorama para su candidatura de cara a las elecciones presidenciales de 2019.
Más tarde, sin embargo, enfatiza: "Por supuesto que el escándalo no es sólo buenas noticias para Macri. Los analistas advierten que la causa, en la que ejecutivos de empresas están acusados de pagar sobornos a cambio de contratos con el gobierno, puede derivar en el arresto de altos mandos corporativos. Eso puede enfriar las inversiones y poner a la economía, ya frágil, a caminar en "hielo fino" [en una situación de fragilidad mayor]".
En el mismo sentido, el Washington Post, en el artículo citado al comienzo de esta nota, dice: "El escándalo explota en un momento terrible para la economía. Argentina sufrió una crisis cambiaria en mayo y la mayor parte de los economistas esperan una recesión para este año".
En cuanto al impacto del escándalo en la política local, el diario norteamericano plantea: "La gran pregunta es si esta investigación llevará a [Cristina] Kirchner a la cárcel. Es ya asumido que ella buscará un nuevo mandato presidencial en las elecciones de 2019".
En Brasil, además de los paralelismos con el propio escándalo que llevó a la cárcel a Lula y a los exponentes más poderosos de la clase empresaria, las columnas de análisis refuerzan la envergadura del caso argentino y su carácter de bisagra. Así lo hace la columna de O Globo titulada "En la Argentina, los empresarios dejaron de ser intocables".
No caben dudas: los ojos del mundo están puestos en la Argentina y en su capacidad de enfrentar la corrupción en las más altas esferas del poder político y económico. Eso será posible, siempre cuando, como rezan algunas de las líneas aquí citadas, los poderosos rindan cuentas, de una vez y para siempre.
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