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Usar lentes de contacto, factor de riesgo para grave infección

Es producida por el parásito acanthamoeba y puede ingresar al ojo ante una lesión. La pérdida de la visión es una posibilidad.

Otras | 15/05/17

 
 

Carlos Soriano es médico especialista en emergentología, y hasta antes de jubilarse trabajó en la terapia intensiva del Hospital Municipal de Urgencias. En octubre de 2016 empezó a sentir molestias en su ojo derecho: irritación, enrojecimiento y mucho dolor.

“Dos años antes había empezado a usar lentes de contacto porque me molestaban los otros, ignorante de los riesgos que podían conllevar”, relató. “Como médico, siempre fui muy cuidadoso con su uso e higiene, aparte de respetar las indicaciones”, afirmó.

Ahora sabe que su uso incrementa la probabilidad de adquirir una infección oftalmológica poco frecuente, pero muy grave, causada por un parásito que se encuentra en la naturaleza y en particular en el agua, denominado acanthamoeba .

En su caso, después de muchos meses de dolor y a pesar del tratamiento, no sólo perdió la visión sino también el globo ocular. Y decidió contar lo que le pasó. “Parecía una conjuntivitis severa, así que fui al oftalmólogo ahí nomás. Me dijo que tenía una úlcera en la córnea, me puso un antibiótico local y me tapó el ojo por 24 horas”, dijo. Al otro día volvió a consultar por el dolor, e incluso hubo una interconsulta.

“Como a la tarde no daba más, opté por ir a otro oculista que ya me advirtió que lo que tenía era serio, y empezó el tratamiento, que eran gotas cada hora las 24 horas, día y noche”, informó. Ahí se enteró de que lentes de contacto más úlcera de córnea muy probablemente da como resultado infección por acanthamoeba . “Los dos primeros no me lo diagnosticaron, pero el tercero me dijo que mi caso era de libro”, afirmó.

En los siguientes 45 días prácticamente no pudo dormir, en parte por el dolor lacerante, y en parte por tener que aplicarse distintas gotas con intervalos muy breves.

En un momento pareció mejorar y le bajaron las dosis. “Ahí fue cuando se ‘incendió’ todo”, contó, y dijo que en su desesperación llegó a consultar a cuatro especialistas, incluyendo a uno en Buenos Aires y otro en Mendoza.

“El dolor a esa altura ya era intolerable, y sólo cedía con morfina. A fines de noviembre me hicieron una cirugía para sacar dos capas de la córnea como último salvataje, lo que no sucedió”. Por el dolor, en ese período estuvo internado siete días.

En diciembre viajó a Mendoza a ver a un experto en infecciones oftalmológicas, que le dijo que el globo ocular ya estaba perdido. A la vuelta, le evisceraron el ojo.

“El dolor era insoportable y había riesgo de más complicaciones”, informó Soriano.

La cirugía fue el 7 de diciembre, pero no alivió del todo el dolor: recién un mes después pudo dejar la morfina, y hasta ahora sigue con analgésicos, bajando las dosis.

Microlesiones, la entrada

Roque Maffrand, titular de la cátedra de oftalmología de la Universidad Nacional de Córdoba, y jefe del servicio de ojos en el Hospital Nacional de Clínicas, informó que sólo en el establecimiento universitario cada año tienen al menos 10 casos de esta infección, que si bien puede ser adquirida por cualquier persona, es mucho más frecuente entre los usuarios de lentes de contacto.

“Hace 15 años la acanthamoeba ni figuraba en los libros como causante de infección ocular porque es un parásito muy difícil de aislar. Pero ahora, aunque no es una patología muy frecuente, tampoco es tan inusual y se caracteriza por ser muy agresiva”, sostuvo.

En su experiencia, el 50 por ciento de quienes la tuvieron usaban lentes de contacto, y más del 10 por ciento de ellos se sometieron a cirugías refractarias para corregir la miopía, que dejan pequeños cortes en la córnea. Y en Estados Unidos y Gran Bretaña se estima que el 85 por ciento de los que sufren queratitis por acanthamoeba usan lentes de contacto.

La razón es que suelen producir micro ulceraciones en el ojo que son asintomáticas, por las que ingresa el parásito y comienza a producir la patología, explicó Daniel Pizzi, oftalmólogo de Daspu.

“Para que eso ocurra, tiene que haber en el ojo alguna lesión que entra en contacto con el parásito, y como el lente de contacto de por sí provoca pequeñas heridas, eso influye”, dijo Maffrand.

La acanthamoeba , a su vez, puede estar en el agua de la canilla, en piletas, jacuzzis, ríos, aguas termales, etcétera, pero también puede contaminar el líquido del estuche de los lentes si no se respeta la forma adecuada de uso.

“Una vez que entra, produce lesiones profundas, de muy difícil tratamiento que a veces pueden desembocar en un trasplante de córnea, en la pérdida de la visión y en algunos casos incluso del globo ocular”, advirtió Pizzi.

Ojo muy congestivo, fotofobia, lagrimeo, sensación de cuerpo extraño, dolor que se va agudizando, suelen ser los primeros síntomas, que requieren consulta sin demora. “Cuanto antes se detecte y se trate, más probabilidades hay de salvar el ojo”, afirmó Maffrand.

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