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UNA VEINTENA DE BARRIOS ROSARINOS NO TIENE GARANTIZADO EL DERECHO AL AGUA

 

Buscarla de madrugada o tener conexiones clandestinas son las únicas formas de acceso para miles de vecinos rosarinos.

Regionales | 24/04/18

 
 

En el asentamiento de barrio Alvear, Sol se levanta de madrugada para conseguir agua: es la hora en la que la baja del consumo hace que por las conexiones precarias que los propios vecinos instalaron pueda correr algo del vital elemento. En barrio Quintas, a metros de la esquina de Aborígenes Argentinos y Roullión, donde se levanta una planta de ósmosis inversa, las canillas son comunitarias y hay varias por cuadra, pero la calidad del agua es tan mala que hasta los chicos dicen que "sale con gusanitos". "No es agua potable", afirma Rosa, que lleva años al frente de un comedor comunitario y cuenta que "ese agua sólo puede servir para limpiar y ni siquiera para lavar comida". Por eso, dos veces a la semana, la cuba de Aguas Santafesinas llena varios tanques por cuadra, de donde los vecinos retiran con baldes, esta sí es potable y es la que utilizan en sus casas. En el Cañaveral, en el oeste rosarino, Raúl es de los privilegiados que tiene el servicio en su casa y por allí desfilan los vecinos cuando necesitan; y algo similar pasa en la casa de Yanina, también en barrio Alvear, que ofrece una manguera con agua —cuando hay— para que se lleven.

En Santa Fe, una ley sancionada en diciembre pasado, declara que el derecho al agua es un derecho humano fundamental; sin embargo, la falta de acceso es una realidad de cada día para una veintena de barrios de la ciudad. Claro que se trata de los sectores periféricos y vulnerables, donde proliferan las conexiones irregulares, cañerías de media y una pulgada que pasan por sobre zanjas con residuos cloacales, canillas comunitarias con agua de mala calidad, y vecinos que dependen de la buena voluntad gozar de este derecho. Las consecuencias de esa falta impactan claramente en la salud de estos barrios.

"Aguante" es la campaña que la organización popular Causa y el Frente Social y Popular (FSP) pusieron en marcha el 22 de marzo pasado en el Día Mundial del Agua, recorriendo las zonas de la ciudad afectadas por esta problemática bajo el lema "Barrios organizados por el Derecho al Agua". Y en ese marco, el Concejo Municipal fue escenario ayer de este reclamo de miles de familias a través una convocatoria encabezada por la concejala del FSP, Celeste Lepratti. De ese encuentro participaron referentes de la empresa Aguas Santafesinas, y también del Ente Regulador de Servicios Sanitarios (Enress).

Color, olor y sabor

En barrio Quintas, ese asentamiento con unas 500 familias que se extiende hacia el sureste desde la esquina de Roullión y Aborígenes Argentinos, comentan entre el chiste y el enojo que el agua que sale de las canillas tiene "olor, color y sabor", e incluso sale con ciertas partículas que los más chicos llaman "gusanitos".

Rosa lleva más de una década al frente del Centro Comunitario "La Morena", que funciona en su casa, y donde le da copa de leche y comedor a 400 chicos. Ahí, ni la fruta, ni la verdura, se lava con el agua que sale de las canillas. "No sirve, es mala, viene del tanque de la esquina, pero sólo la usamos para limpiar la casa y bañarnos, pero no mucho más porque hace mal", cuenta la mujer.

Esa misma agua que sale por las canillas de su casa es la que viene del pozo, pasa por el proceso de ósmosis inversa y sale por las canillas comunitarias que están a lo largo de Aborígenes Argentinos, justo sobre las zanjas con desechos cloacales. "Es la misma y tampoco sirve", dice Verónica, que vive enfrente, en la zona de casas más precarias.

Por eso, los martes y los jueves un camión cuba de la empresa Aguas Santafesinas (Assa) llega al barrio con agua potable y la deposita en enormes tanques, que están en el patio delantero de algunas viviendas. "Acá la gente viene, busca, y se lleva en bidones y baldes, ya saben, pasan y sacan, y listo", dice Verónica, que tiene el tanque en la puerta, y asegura que sólo utiliza esa agua para su bebé.

Mariela tiene tres chicos y durante mucho tiempo compró bidones a 70 pesos. "Es imposible tomar esa agua que sale con olor terrible", dice, y ahora también recurre a los tanques para el agua de consumo.

Ingeniería criolla

La casa donde Luciana (24 años) y sus tres hijos viven en barrio Alvear, el agua no llega. El asentamiento donde según relevaron los vecinos viven 260 familias y más de 800 personas —más de la mitad chicos menores de 18 años—, está entre Avellaneda al oeste y las vías al sur, y justamente desde la avenida es donde sacan la única conexión de agua que llega al barrio. "Son caños de una pulgada, apenas si trae algo y siempre en verano es peor", dicen al unísono Martín y Pavón, dos vecinos. Eso sí, aclaran que el agua "es de buena calidad, y potable".

Pero Luciana, como Sol, viven casi sobre avenida Cagancha y hasta "atrás", como ellas dicen, el líquido no llega. En sus patios, ellas como otros, montaron verdaderas obras de ingeniería con caños de media o una pulgada que terminan en un pozo en la tierra, allí adentro se mete un balde y se improvisa una especie de tanque. "Lo ponemos en el piso porque incluso cuando hay, no tiene fuerza para subir, por eso intentamos que el agua caiga al pozo", dice Luciana, que admite en los últimos tiempos, "de día no cae ni una gota".

Ahora la única solución es levantarse de madrugada, como hace Sol, ir a buscar en bidones hasta la avenida Cagancha, o bien hasta la casa de Yanina, otra vecina que está sobre la recién abierta calle Lavalle, y frente a la canchita del barrio. Al estar más cerca de Avellaneda, que es donde el agua proviene a través de una conexión hecha por la propia gente, es más fácil que allí haya agua y por eso, con una manguera en el fondo de su casa ofrece a los vecinos que saquen en baldes o bidones cada vez que necesiten.

"Ahora, a la mañana, sale mejor; pero a la tarde ya no hay casi nada", señala, y admite que cuando se quedan sin, tienen una pequeña bomba que encienden para poder tener algo más de presión. "Acá la gente ya sabe, que detrás del alambrado mete la mano, saca la manguera y abre la canilla, y puede llevarse", detalla la mujer el sistema que idearon, no sin las quejas de algunos que dicen que a ellos los dejan sin agua. Todas formas de "arreglarse como puede" para gozar un derecho fundamental a sólo diez minutos del centro.

 

>>> Aguas Santafesinas mostró dos proyectos

La empresa Aguas Santafesinas participó de la reunión de ayer en el Concejo y expuso los proyectos que tiene en proceso, con financiamiento provincial. "Uno es el Acueducto Sudoeste, exclusivo para ese sector, que irá de Dorrego y Ocampo, luego por 27 de Febrero, y doblará por Ovidio Lagos hasta Circunvalación. Eso mejorará toda la zona sudoeste, ya que incluye los barrios Plata, Las Delicias centro, Santa Teresita, San Francisco Solano, Hume, Tío Rolo, Puente Gallego, Piamonte y Fábrica Militar Domingo Matheu", apuntó Guillermo Lanfranco, encargado de Relaciones Institucionales. Y precisó: "Esto empieza la semana que viene, y tiene 7 meses de obra. Será una mejora sustancial para 55 mil vecinos". Por otra parte contó que "el otro es la segunda etapa del Acueducto Gran Rosario, que se extenderá en zona oeste y agregará un 25 por ciento más de producción a la ciudad. Esta obra se licitará en mayo".

La Capital

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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